Estos días mis queridos amigos han estado llenos de angustia, me he desorbitado de mí propio ser; levitando en mares de desconcierto. He planeado en muchos lugares sin un resultado óptimo y energizante. Solo me abrazaban mis pensamientos, el motor de mi creatividad a cada instante iba procreando historias y personajes que ahora quedaron en el olvido.

En las noches lucubraba sin una lumbre de vida que me acompañase. Agoté toda la serenidad que me rodeaba, para mantenerme cuerdo a cada instante, y funcionaba, parecía un objeto inanimado con forma humana sin vida cuando la quietud y la serenidad inundaban mi alma. Mi esencia prosperó de soltura, cubierta por lívidos pensamientos. Se decía por algunos medios que por suerte logramos escuchar, que esto era el resultado de un sabotaje que tenía como fin causar un cataclismo infernal en todo el país, que los demonios bailasen por el odio y la desesperación. Otros argumentos estipulaban que todo ha sido analógico, y que el desastre que nos ha conllevado a este naufragio de angustia fue por negligencia y un desastre natural.

Hechos, dichos y debates en constante enfrentamiento, desde que veo las cosas de cierta manera siempre ha sido así. Somos los peones en este juego donde los que están arriba ya no se sabe que pieza juegan, siempre están moviéndose, cambiando su posición. Estamos al borde de un estallido peor que este. Se escuchan voces a lo lejos de personas llenas de rabia que impulsan encantamientos por todo lo que ha sucedido. Bramidos de guerra que vienen con fuerza tumbando los muros del advenimiento, solo una causa podría salvarnos y fortalecernos, y es la de permanecer firmes abrazados a la propia templanza.

Yo por mi parte podré descansar por ahora, la luz ha llegado a mi casa, el lúgubre reinado de la noche ya no será tan pesado, al menos no por ahora…