Cervantes: crónica de un Witness a la deriva

Hoy, mis queridos amigos, voy a hacer un pequeño inciso en mis costumbres y en lugar de intentar acercarme a ustedes desde un punto de vista meramente desenfadado y Cultural, como he venido haciendo hasta ahora, donde principalmente el Arte, la Literatura y los Viajes tienen cabida en mi página de Steemit, les invito a acompañarme en un viaje, por desgracia, lamentable, cuyo destino no es otro que un universo patético, donde las malas artes, las censuras, las apologías y las pésimas prácticas son la materia prima de la que se nutre un mal llamado Proyecto que se vanagloria –fíjense, que ya la misma palabra lo dice, ‘vana gloria’- de ser un puntal de apoyo, amor y sustento a la comunidad hispanohablante: el Proyecto Cervantes.

Un Proyecto, que no sólo premia o castiga de acuerdo a criterios muy subjetivos, sino que además, como muestra de la pérdida de rumbo –o en el peor de los casos, de sentido común- de que se ve afectado últimamente, también, por desgracia, se permite –supongo que piensan que impunemente, porque a lo mejor, desde su punto de vista cuasi-mesiánico, deben de considerar que todos los hispano hablantes o la gran mayoría somos estúpidos, analfabetos o estómagos agradecidos que no vemos más allá de los huesos de Cervantes- no sólo censurar aquellos comentarios, que generalmente dichos con toda educación, no son de su agrado o conveniencia, sino además, hacer cínicas apologías del odio, sin tener en cuenta, no sólo una palabra que deberían ser ellos los primeros, como Witnesses, en poner en práctica, cuando menos como garantía de honestidad: Ética. Pero lo más grave, lo que demuestra precisamente eso, una completa falta de ética, es, así mismo y valga la redundancia, una falta ignominiosa de escrúpulos con la que lanzan gratuitamente esos ataques, sin considerar la posibilidad de que realmente están cometiendo un delito, que a día de hoy se persigue incluso en Internet: incitar al odio.

No conozco –y por supuesto, no entra dentro de mis planteamientos la posibilidad de hacerlo, pues me resulta tan banal y poco interesante como el equipo que representa - a la persona que, bien por iniciativa propia o siguiendo oportunas instrucciones –que ya se sabe a quién sigue el galgo- se ha prestado a participar en una grandísima pantomima –quiero ser honesto y pensar que lo hace porque le habrán prometido una generosa gratificación que quizás con el tiempo le echen en cara y no por principios, porque si así fuera, demostraría que no sabe lo que eso significa- abriendo una cuenta bajo algo tan Falso, tan Cínico, tan carente de Ética y tan Delictivo como ‘HateCervantes’.

[Espacio en blanco para que aplaudan y se regodeen de su HAZAÑA los miembros de Cervantes]

Continúo. Esa etiqueta es, mis queridos amigos, lo que realmente define, no sólo al personaje que se ha prestado, como he dicho, miserablemente a utilizarla, sino también, por efecto y defecto a ese Witness al que representa y justifica –aunque me lluevan críticas de esas ocho mil personas o más, que según ellos, amantes de los números, les siguen en el chat- y una vez publicada la presente réplica, comiencen los ataques y los insultos indiscriminados. Y es por ello –y en ese sentido, aludo a ti, Pablo, dando por supuesto que todavía posees ese don tan especial que tenemos todas las personas de bien, que no es otra cosa que sentido del Honor- que exijo una rectificación. Fíjate si puedes o podéis utilizar muchas etiquetas: desavenencia, discrepancia, desilusión, desconsideración, cansancio, hastío, aburrimiento…Incluso envidia, si así os place, que no es el caso como tampoco es el caso de etiquetar a nadie bajo algo tan sucio y tan fuera de lugar, como es el odio.

Por otra parte, que queráis dar pelos y señales de las gratificaciones que me habéis concedido hasta el día 19 de abril de 2018 –perdonen, amigos, pero llegados a este punto, me tengo que reír, porque es otro dato que viene a confirmar, lo que tan purísimamente vienen negando con una insistencia dominica- fecha en la que, casualmente, o bien estaba dentro o bien estaba a punto de ingresar en The Talent Club –detalle por el que no volví a recibir ni un solo voto de tan brillante y objetivo Witness- no me parece ofensivo, en absoluto, y quiero pensar que fueron bien merecidas, porque estaban bien presentadas y realizadas de una forma muy trabajada y profesional. Y en ese sentido, me permito recomendaros que leáis los comentarios propios de personas como Rafa Rosado o Ane Blueberry, a los que verdaderamente saludo con toda mi estima, todo mi respeto y también toda mi gratitud, en la seguridad –y lo digo bien alto-de que son de lo poco decente y culto que hay o había en Cervantes. Omito, voluntariamente a Dresden, por ser parte también injuriada en este desaguisado.

Ahora bien, si tenéis otra opinión al respecto, me gustaría que la supieran los amigos que lean el presente artículo, porque lo mismo hasta se sorprenden y piensan que votáis sin ton ni son o votáis simplemente artículos basura, lo cual, en ese caso, sería lo mismo que reconocer que como Witness, sois el gran fracaso de Steemit, por mucho que se os llene la boca, gritando a los cuatro vientos que ocupáis el número 20 en el ranking de Witness. Porque lo que yo sí que tengo claro, es que de ‘amiguismo’ no podemos hablar en mi caso y si acaso así fuera, os emplazo, también, a explicar en qué consistió ese supuesto amiguismo. Pero claro, os pediría, aunque dudo mucho que lo entendáis, que por favor, no lo hagáis bajo una etiqueta FALSA.

Y hablando de ETIQUETAS FALSAS, os diré, amigos, en qué consiste mi ODIO a Cervantes y por qué se me REPRESALIA, bajo tal calificación, que a fin de cuentas, es lo que motiva la presente réplica, obligándome a hablar de Cervantes, que realmente, ni me preocupaba en el pasado ni me preocupa ahora:

Porque hace unos meses, hice un comentario, por cierto, muy respetuoso, hacia las faltas de ortografía existentes en un artículo que había publicado @pgarcgo, en el que me replicó muy educadamente, por cierto, y no tengo ningún reparo en decirlo, y al que repliqué con la misma cortesía, comprometiéndome -dado que entre viajeros no sería imposible encontrarse por esos caminos de Dios- a invitarle a un buen cocido maragato si se terciaba tal acontecimiento. Espero que ahora no piense, dado que según su impoluto criterio, piensan que ‘les odio’, que mis verdaderas intenciones eran las de envenenarle.

¿Sólo por eso, se te tacha de odiar a Cervantes?, os preguntaréis. No, amigos. Hay más ‘maldades’ de mi parte, que me hacen acreedor a tan OBJETIVA calificación: que hace un par de días publiqué en mi muro una discrepancia con Cervantes y su manera de actuar, basada en unos comentarios realizados por @dresden, que le fueron flageados y suprimidos, haciendo verdadero honor a un derecho tan puntual y hermoso, como es la libertad de expresión. Ese fue el motivo: defender el derecho a la libre expresión, no al insulto ni tampoco a la incitación al odio, como hacen ellos. Por cierto, voy a seguir ‘odiando’ a Cervantes y os voy a comentar, en su descargo, que un día después adoptaron una actitud franciscana y volvieron a ponerlos.

Y llegados a este punto, mis queridos amigos, os pregunto: ¿vosotros qué pensáis, que padezco de odio o quizás del oído?. Señores y Señoras de Cervantes, aparquen en el desván las rabietas y no apologicen con algo tan serio como el odio. Y otra cosa, como pueden ver, a diferencia de ustedes, no pretendo lucrarme con la presente entrada.

AVISO: si compartes lo que aquí se ha dicho y deseas reestemearlo, agradezco tu atención y apruebo tu derecho a hacerlo, pero también te prevengo de que tal acción puede ser considerada agresiva por parte de Cervantes y hacerte engrosar su aparente lista de indeseables o en su defecto, esa otra barrabasada de supuesto ‘odio a Cervantes’.

[Tanto el texto, como la fotografía que acompañan el presente artículo, son de mi exclusiva propiedad intelectual y obedecen a un derecho estrictamente personal a la réplica, que no tiene nada que ver con los Clubes, Asociaciones o Proyectos a los que pueda pertenecer o en los que pueda participar y no significa, por tanto, que compartan o apoyen las opiniones del autor].