Es de todo conocido que el deporte es vida, pero la rutina y los compromisos que se van adquiriendo hacen que se vaya perdiendo el interés en él, y pasa a estar en último lugar entre las prioridades.

Volvemos a notar su importancia cuando el médico lo recomienda por salud, y lamentablemente es cuando ya las fuerzas se están perdiendo y el organismo comienza su etapa degenerativa normal en todo ser humano.
Etapa que debe tomarse con sabiduría para adaptarse lo mejor posible a los cambios que ella trae consigo.

Dentro de esta adaptación se debe tomar en cuenta, una buena rutina de ejercicios físicos que nos permitan mantener una calidad de vida y mantener nuestra independencia el mayor tiempo posible. Tomar la decisión de iniciar una rutina deportiva implica constancia y un esfuerzo mínimo que redundara en beneficio tanto físico como psicológico.

Ya en la edad madura el cuerpo sufre cambios físicos muy notables, los músculos se van aflojando por la pérdida de masa muscular, debido a la inactividad, los paso van desacelerando su ritmo, las articulaciones se van deformando como si perdieran su lubricación natural, también se puede experimentar aumento o disminución de peso y talla corporal, el pulso cambia, si sufre de alguna enfermedad, los cambios serán más notables.

Tomar esta decisión de comenzar rutinas deportivas, ya en este caso no para ser un míster músculos o una reina de belleza, ya a esta edad la decisión es basada en el fortalecimiento del cuerpo y de la salud; se debe ser muy selectivo o más bien cuidadoso al elegir la rutina, claro si desde la juventud traes tu rutinas deportivas el impacto será menos agresivo.

Se debe estar consciente que ya no es un ganar, ganar o una competencia sino ganar en salud y la idea no es lesionarse.

Para esto se deben establecer algunos parámetros y escribí algunas ideas antes de comenzar cualquier rutina.

Seguir las recomendaciones de expertos o dejarse aconsejar por profesionales.

Valorar la etapa de la vejez y no sentir que es una pérdida.

Tomarse las cosas con calma, no comenzar con un impulso de euforia.

Seguir tu propio ritmo, no el de los compañeros, si no estás solo en la actividad

Regular el nivel de la actividad progresivamente en aumento.

Estar conscientes de las limitaciones si las hay.

No realizar ninguna actividad física en ayunas, si la realizas en la mañana.

Estar atentos al pulso, si se dispara, debemos disminuir la intensidad.

Ya para terminar se considera que la mejor actividad aeróbica para practicar y comenzar después de los cincuenta años de edad, si no eres un asiduo deportista es caminar, o andar.

Aquí demostramos nuestra inteligencia y sabiduría siendo previsivos para enfrentar el futuro, porque todos pasaremos por esa etapa normal y común de la vida, la vejez, aunque ahora le den otros nombres; sino nos vamos antes que la carrera de la vida acabe.
La mejor recomendación es emprender lo antes posible la preparación de nuestro cuerpo, no esperar alcanzar la edad de adulto mayor, para comenzar. Esta es la mejor inversión en beneficio propio.

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Experiencia personal.

Durante más de cinco años, sufrí dolores debido a la inflamación del nervio ciático, en estos años me sometí a exámenes, terapias, diferentes medicamentos y nunca el dolor desapareció, solo al acostarme, el doctor me dijo que ya él no podía hacer más nada. Literalmente ya arrastraba la pierna, el dolor era noche y día.
Tanto así que tome la decisión de jubilarme, aunque ya tenía el tiempo ,no quería hacerlo.

En esos dias conocí una terapista, y su recomendación fue decirme, camine y después hablamos.

¿Quién camina con un dolor?

Pues yo, y comencé, me levantaba a la misma hora que salía para el trabajo y caminaba lento, poco, pero a diario, pasando los meses el dolor fue desapareciendo, y ya lo hacía de lunes a lunes, sin días libres y lo mejor el dolor ya no está, baje de peso, y mis energías aumentaron. hoy día todabia camino no igual que antes pero sí de siete días, mínimo cuatro.

Por eso, puedo invitar a todos a que caminen y verán los cambios positivos para el organismo y la mente.

Terminó la carrera con mi testigo en mano, no lo perdí, listos para la segunda etapa.