Hola, al leer el post me acordé de un par de experiencias vividas en estado Zulia cuando era misionero seglar Capuchino y me gustaría comentarle algo que aprendí en esa época, refiriéndome a algo tan impactante como lo que usted relata en su post.
La realidad es muy dura y en ocasiones uno se va a enfrentar a situaciones difíciles, va a vivir momentos espantosos y va a ver cosas aberrantes e inenarrables, pero la diferencia la hace uno, no importa la situación en la que uno esté, uno como individuo hace la diferencia, ya que eso tiene que ver con los valores humanos y familiares que uno posee.
Si es cierto que la cosificación del ser humano y deshumanización es un hecho en algunos espacios y por parte de algunas personas, también es cierto que uno puede hacer la diferencia en esos espacios y esos momentos con la gente, siendo humanos, llevando esperanza, aliento y motivando a la gente.
Lo que comenta en su historia es dantesco y terrible, más la posición de los hijos de esa señora a los que al parecer no les importaba para nada la pobre mujer, sin embargo usted hizo la diferencia, le importó la señora, tal vez hasta pudo compartir con ella un momento humano y espacial antes que falleciera.
De hecho le impactó tanto el hecho que lo escribió, por lo tanto usted hizo y hace la diferencia y espero que haya muchas más personas como usted en el mundo médico y en los servicios hospitalarios. De hecho sé que las hay, pero son cada día más escasos.
En estos momentos de crisis, de etapas dantescas en nuestra sociedad, sólo nos queda tratar de hacer la diferencia, de ser humanos con el prójimo y de dar un poco de alegría a los demás, ya que si algo no nos puede quitar la crisis, los colectivos y la violencia generalizada que hay en el país, es nuestra condición, humana, de profesionales, de hombres y mujeres de bien y así es como empezaremos a vencer a esta crisis y a esta situación.
No será fácil, no será rápido, pero será y mientras se genera ese cambio debemos marcar la diferencia y ser la diferencia, debemos ser humanos donde no hay humanidad, ser honestos donde sólo haya corrupción, ser amorosos con el prójimo donde sólo hay desconsuelo y odio y siempre y por siempre, tener y llevar esperanza.
Esta crisis no sólo es económica, es sistémica, todo está de cabeza, por eso debemos mantener la cordura y mantenernos centrados, para no perder la compostura.
En lo personal nunca pensé volver a vivir situaciones como las que viví en los años 90 o como las que usted comentó en su escrito, sin embargo son el pan nuestro de cada día, por eso hay que ser cada día más fuerte, más centrado y más humano.
Gracias por su post, está muy bueno, me trajo algunos recuerdos y me ha hecho reflexionar sobre algunas situaciones en las que tenía dudas.
Mis mejores deseos, que Dios le colme de bendiciones y aún en estas situaciones trate siempre de hacer la diferencia en lo positivo. No se desespere, nada dura para siempre y esto pronto a de cambiar, lo que si es que nos ha dejar experiencias muy duras y enseñanzas muy fuertes, pero enseñanzas al fin.